En cierto modo, ya te abandoné para siempre,
Ya te solté de mi mano, de mi cuerpo lánguido.
Ya te solté de mi mano, de mi cuerpo lánguido.
De otro, aún me aferro a vos como a un vacío:
A todo lo que fuimos, a lo que pudimos ser.
Esa tensión soy, ese contraste, ese juego torpe,
Esa contradicción que me mata en silencio.