una despedida

Tu gruesa voz ama otros cuerpos dulces
En este infierno donde se queman sus ojos ciegos
Mientras yo derramo la leche que no beberás
Como una lluvia blanca que tiñe la noche
Ya no hay manos que sujeten tu sombra
Eres como ese espejo roto que repite mil veces tu carne mojada
Ya se desarma en mí tu sonrisa hechicera
Hoy todo es quimera
Sin embargo, es real la noche donde jugaremos
Con la luz de nuestros cuerpos desnudos