dónde

Ya no hay caminos hasta vos
Dónde, pues, la redonda desnudez
De tu carne siempre ausente
Dejándome entrar al vaivén
De una sombra en comunión

Ya no hay caminos hasta vos
Dónde, pues, el trajinar cotidiano
De cohabitar espacio y tiempo
Si eso aturde tus ojos, tus manos
Que ni bailan ni gozan

Ya no hay caminos hasta vos
Dónde, pues, el abrigo mutuo
Del abrazo siempre demorado
De dos cuerpos que envejecen
En la sombra de sus soledades