Este silencio que tejemos
Obstinado, perfecto, eterno
Como una deidad inútil
Nos mantiene en los márgenes
De un amor torpe, cobarde
Que hace de vos, de mí
Un cuerpo de horas muertas
Un sexo mutilado, rabioso
Un abrazo trunco en la noche
Un amanecer inválido
Una risa ahogada en soledad
Un ejército de palabras
Quemadas en tu boca, en la mía
Como hojas secas en otoño
Un silencio, este silencio
Que como un puñado de arena
Es todo lo que nos queda