Con un destello de suerte
enmudecerá la tormenta
que habito:
ya no habrá vértigo /
ya no habrá sombra /
ya no habrá más
este presente insomne
ni todas tus voces indolentes
que no cesan ni acurrucan.
Con un destello de suerte
inauguraré lo posible
en un deambular
ingenuo y prístino.