a Lorena,
esa mujer hermosa y esquiva
Un momentáneo sosiego,
Acaso toda la calma;
Tengo sueño en los ojos, me decís,
Pero tus piernas infinitas
Ya tocan el suelo o caminan por el aire,
Y yo siento cómo mis manos
Crecen otra vez por tu cuerpo
Queriendo abarcarlo todo
En un instante, al unísono,
Mientras me mirás espejada en el silencio
De la extrañeza de tu rostro y el mío,
Allí, juntos, en un mar sin olas
En un desierto sin sol
Donde me enredo en vos
Como en tus rulos, el mundo